COVID y la Nueva Normalidad

Mucho se habla, o quizá, sea más correcto decir que solo se habla de la situación actual que vivimos a consecuencia del virus Covid-19.
Este parón en nuestras vidas y el estado de confinamiento, que tiene a más de la mitad de la población mundial en sus hogares, ha supuesto un gran cambio en nuestro día a día, tanto a nivel social o psicológico, como económico, y por supuesto también, un gran cambio desde el punto de vista industrial y productivo.
Lo que parece imparable es una gran crisis económica a nivel mundial, como ponen de manifiesto las previsiones del FMI (Fondo Monetario Internacional) para este 2020, estimando en un 8% la caída del PIB para España y unas tasas de paro superior el 20%.
Todo se ha paralizado, industria, comercio, educación, competiciones deportivas, celebraciones populares, eventos sociales y culturales. La vida en las calles ha quedado en pausa, fiel reflejo de la situación en nuestra economía, que ha quedado congelada.
Pero, ¿qué nos depara la vida post-covid? Ya se habla de una “nueva normalidad” que parece evidenciar, que gran parte de lo que conocíamos como normal en nuestras vidas, ya no será posible.
“Lo único constante es el cambio” como ya sentenció un conocido filósofo… y está claro que algo ha cambiado, ¿es este el comienzo de una nueva era?
Nueva era tras el covid-19
El impacto en vidas humanas y el cómo afectará todo esto a nivel sanitario y psicológico, es la principal preocupación de la población, seguida muy de cerca por la intranquilidad que supone la crisis y la incertidumbre económicas que traerá consigo este virus.
La Historia ha evidenciado, a lo largo de todos estos siglos, que las grandes catástrofes, ya sean naturales o debidas a la mano del hombre, han dado lugar a nuevos modelos sociales y económicos: una nueva era se abre paso a empujones.
Cambios en la industria, el comercio y el consumo, motores del crecimiento de un país, nuevos modelos de gestión y productivos, el fin de la globalización, nuevos hábitos sociales, podrían ser las consecuencias de la paralización de la economía mundial, originada por esta pandemia. Parece inevitable preguntarnos:
“¿Estaremos preparados para lo que viene?”; “En caso de repetirse una situación similar… ¿seríamos capaces de enfrentarla sin tantas consecuencias?”; “¿Hemos aprendido de nuestros errores?”; “¿Cambiará esto el Mundo que hasta ahora conocíamos?”
Éste podría ser el futuro escenario que nos espera ….
China como máxima potencia mundial.
China, a pesar de ser el foco de esta epidemia y contar con numerosas pérdidas humanas, parece haber logrado salir victorioso de esta crisis, convirtiéndose así en la esperanza de Occidente en la lucha contra el virus. El gigante asiático no solo ha demostrado una rápida y eficiente gestión ante el Covid-19, al menos sobre el papel, sino que además está resultando clave como proveedor de material sanitario para el resto de países, adquiriendo así una posición estratégica y confirmando su hegemonía.
Teorías conspiratorias aparte, ya son muchos los que auguran que si China lograra, además, encontrar la vacuna para el SARS-CoV-2, asestaría el golpe definitivo a EE.UU, arrebatándole la primera posición como potencia mundial.
Desglobalización, producto local y de cercanía.
Este virus ha originado el mayor episodio de desabastecimiento de productos fabricados en China que se recuerda (Ver “LA CRISIS DEL CORONAVIRUS origina desabastecimiento en empresas de todo el planeta”), provocando la paralización de la producción e incluso el cierre de multitud de empresas por problemas de aprovisionamiento.
El Covid-19 ha puesto de manifiesto no solo la fragilidad de nuestra sociedad, sino también las carencias de un modelo productivo, basado únicamente en la reducción de costes, con producciones al otro lado del Mundo, que potencian enormemente las desigualdades entre países, dejando al descubierto las miserias del globalismo económico.
El futuro parece pasar por modelos basados en productos de proximidad o km0, por la producción nacional y por la importancia de reducir el impacto medioambiental que genera nuestra actividad.
Industria 5.0.
Nos encontrábamos en pleno desarrollo industrial, con la digitalización y robotización de procesos como máximos exponentes, sin embargo, parece claro que, tras el Coronavirus, esta transición será mucho más rápida. Comienza incluso a hablarse de la llegada de una Industria 5.0., sustentada en dos pilares: acumulación de grandes cantidades de datos en tiempo real y una cultura empresarial basada en la excelencia, la mejora continua y las metodologías Lean.
El uso de Big Data e Inteligencia artificial como herramientas de análisis de datos masivos y aprendizaje automático, pueden ser la fórmula que nos ayude a estar prevenidos ante futuras crisis y ser capaces de dar respuestas no solo eficaces, si no también eficientes.
En cuanto a metodologías se refiere, es un hecho fácilmente demostrable, que las empresas menos flexibles y con recursos y procesos menos optimizados, son las que han sufrido más duramente los envites de esta crisis, propiciando, en algunas ocasiones, incluso su desaparición. En el futuro se impondrán, más si cabe, las metodologías de trabajo Agile y Lean, capaces de hacer frente a entornos VUCA, (acrónimo en inglés de: Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad), fiel reflejo de la realidad que vivimos.
En la futura industria 5.0. surgirán, por tanto, nuevos sistemas de gestión de recursos, predicción de demanda y cálculo y optimización de stocks a través del uso de herramientas tecnológicas. Todo lo susceptible de ser automatizado, se automatizará.
Transacciones electrónicas y dinero en efectivo.
Éramos conscientes de que este momento llegaría, lo que no sabíamos es que ocurriría tan rápido: el dinero en efectivo tiene los días contados.
En estos momentos, el pago con tarjetas en comercios físicos se ha vuelto obligatorio, por ser más higiénico y no ser necesario la interacción entre el vendedor y el cliente, rutina que se estima, se convierta en un hábito en nuestro día a día, condenando al dinero físico a su desaparición.
La comodidad y demás ventajas del “dinero de plástico” conllevarán una pérdida de libertad, dejando registro de todas nuestras compras y proporcionando a bancos y empresas, jugosos datos acerca de nuestros hábitos de consumo.
Nuevos hábitos: E-commerce, teletrabajo, formación online.
Lo que es indudable es que este virus ha trastocado por completo nuestros hábitos, como ya comentamos en el artículo “E-commerce, Industria y Covid” y muestra de ello, es el repunte que está experimentando el comercio online, registrando un aumento exponencial en ventas. El e-commerce ha supuesto, además, la tabla de salvación de muchas empresas y/o pequeños comercios, que ven en esta opción, su única fuente de ingresos actual, consiguiendo, además, que miles de consumidores pierdan el miedo a la compra por internet, forzados por la situación actual de confinamiento.
En lo que al ámbito laboral se refiere, el teletrabajo ha resultado clave para evitar la paralización total de la economía, en todos aquellos sectores dónde este ha sido posible, reduciendo además las emisiones de CO2 y mostrando como plausible esta fórmula, para lograr la tan necesaria conciliación familiar.
A pesar de que el deseo más generalizado es la vuelta a las calles y a nuestra vida anterior, los expertos parecen coincidir en que esta situación, afectará también a nuestros hábitos sociales, augurando una mayor interacción en el mundo digital y una vida más hogareña así como un repunte en la formación online, en detrimento de la presencial.
Innovación, innovación, innovación.
Como afirmó el Premio Nobel de Física, Albert Einstein, “Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias”
La mejor medicina contra las crisis: la innovación. Esta será una buena oportunidad para nuevas formas de negocio y para potenciar algunas ya existentes, como la venta de impresoras 3D, que se han triplicado durante esta situación, los kits DIY (Do It Yourself) y la artesanía, el ocio en casa con plataformas de contenido multimedia, juegos de mesa online, catas de vino en casa o chefs a domicilio. Con una población bajo la amenaza de una crisis económica mundial y por tanto reticente al consumo, las empresas deberán invertir todo su esfuerzo, (y dinero), en impactantes campañas de marketing destinadas a incentivar de nuevo las compras.
¿Llegaremos a ver el Covid Tuesday con sus grandes descuentos, similares a los famosos Black Friday o Ciber Monday? Quién lo sabe, lo que sí parece inevitable es un cambio en los actuales modelos de negocio y productivos. La optimización de la cadena de suministro y de valor, con procesos más eficientes y flexibles, capaces de responder ante la inestabilidad de un entorno en constante e imprevisible cambio.